Las heridas fungiformes son consecuencia de una enfermedad maligna (primaria, secundaria o recurrente) y suelen estar asociadas a un cáncer avanzado. Estas heridas suelen observarse en pacientes ancianos con cáncer metastásico, que se encuentran en las fases terminales de la enfermedad (1,2).
Los cuidados paliativos mediante el uso de apósitos y medicamentos adecuados ayudan a aliviar diversos problemas derivados de estas lesiones, entre ellos (1,2)
Los tumores fúngicos pueden tratarse mediante limpieza con una mezcla de una parte de solución limpiadora cutánea de povidona yodada al 4% y cuatro partes de parafina líquida. Sin embargo, cuando es necesaria la limpieza, puede ser aconsejable una ducha suave o una limpieza suave con solución salina isotónica, ya que esto ayuda a controlar el dolor y reduce la posibilidad de hemorragia (2).
El exceso de exudado puede tratarse con apósitos absorbentes de alginato y espuma (2).
El metronidazol oral o el gel tópico Metrotop pueden erradicar los anaerobios responsables del olor. La limpieza de la herida y un desbridamiento suave para eliminar el exudado, los restos y el tejido necrótico pueden ayudar a controlar el mal olor. Los apósitos que contienen carbón activado también pueden ser útiles para controlar el olor (2). En determinados casos, los expertos pueden considerar el uso de miel o terapia con gusanos en el tratamiento de estas heridas (3).
Referencias:
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