La úlcera péptica perforada afecta más a los hombres que a las mujeres y tiene su mayor incidencia entre los 40 y los 60 años.
Si una úlcera péptica erosiona la pared del estómago o del duodeno en un punto en el que está cubierta por peritoneo visceral, el lumen del intestino se conecta con la cavidad peritoneal. El posterior escape de ácido gástrico o bilis alcalina a la cavidad peritoneal provoca una peritonitis química y, más tarde, bacteriana, que es muy dolorosa.
La mayoría de los pacientes refieren una indigestión o un dolor epigástrico típico de una úlcera duodenal o gástrica.
Es importante preguntar si el paciente ha tomado corticoides o aspirina, ya que ambos fármacos pueden provocar úlceras y exacerbar las úlceras antiguas hasta el punto de perforarlas.
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