La extracción del cristalino es el pilar de la cirugía moderna de la catarata. Puede ser intracapsular o extracapsular (1).
Hoy en día se prefiere el método extracapsular, ya que permite insertar una lente intraocular en la cámara posterior y tiene una menor incidencia de complicaciones postoperatorias, como el desprendimiento de retina y el edema macular cistoide. La principal complicación es la aparición de una opacificación de la cápsula posterior.
En una extracción extracapsular, se corta y retira la cápsula anterior, se extrae el núcleo duro y se retira la corteza del cristalino (mediante una gran incisión en el limbo o tras la facoemulsificación (emulsificación del cristalino mediante ultrasonidos) a través de una incisión más pequeña). Se deja la cápsula posterior para sostener la lente artificial implantada. Este procedimiento suele realizarse con anestesia local.
En comparación con la cirugía extracapsular estándar y la extracción extracapsular con facoemulsificación (1):
En una extracción intracapsular, se inyecta alfa quimotripsina en la cámara posterior para digerir el ligamento suspensorio y, a continuación, se extrae el cristalino en su totalidad con ayuda de una pinza o una criosonda.
Antes, los pacientes quedaban "afáquicos" (del griego, que significa "sin cristalino") tras la operación de cataratas y tenían que llevar gruesas lentes postoperatorias, como todavía ocurre en el tercer mundo.
Referencias:
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