Se trata de una afección en la que un niño, normalmente menor de 1 año, tiene sibilancias crónicas, persistentes o intermitentes, que se oyen sin estetoscopio, pero está contento y sonriente, nada angustiado.
Probablemente es cierto que estos niños tienen asma, y el problema es terapéutico, especialmente dada la limitada eficacia de los medicamentos contra el asma en niños menores de 18 meses. Se cree que la inflamación y el edema son responsables de una parte más importante de la obstrucción de las vías respiratorias en los niños muy pequeños y, por tanto, los broncodilatadores son menos eficaces.
El diagnóstico "Happy wheezer" es, por tanto, en su mayor parte una tranquilidad psicológica, tanto para los padres como para el médico. Sin embargo, existe un debate sobre el significado real de la sonrisa y sobre la importancia de vigilar los niveles de oxígeno en esta afección aparentemente benigna.
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