Un absceso perianal puede afectar a pacientes de cualquier edad.
El paciente se queja de un dolor gradual alrededor del ano. El dolor se agudiza y es pulsátil. La defecación y la sedestación resultan dolorosas.
El paciente puede estar sentado con una nalga levantada, lo que es patognomónico de la enfermedad. En la exploración, el absceso puede verse en la profundidad de la piel, junto al ano. Hay sensibilidad e hinchazón localizadas. El examen proctoscópico puede revelar la abertura dañada de la glándula afectada, de la que puede salir pus.
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