La amiloidosis reactiva suele aparecer con una infección crónica o una enfermedad inflamatoria como la tuberculosis, la osteomielitis, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn. También se da en neoplasias malignas, como el linfoma de Hodgkin -linfoma no Hodgkin asociado a amiloidosis primaria- y con la fiebre mediterránea familiar. En esta forma de amiloidosis, las fibrillas amiloides AA se depositan en los tejidos.
Los órganos afectados con mayor frecuencia son los tejidos parenquimatosos, como los riñones, el bazo y el hígado. Las manifestaciones más frecuentes son proteinuria, síndrome nefrótico e insuficiencia renal. Algunos pacientes presentan hepatoesplenomegalia.
El pronóstico está relacionado con el grado de insuficiencia renal.
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