La inflamación aguda describe una respuesta generalmente estereotipada de los tejidos vivos a una lesión. Comienza rápidamente tras la agresión inicial y suele completarse en un breve periodo de tiempo, normalmente de horas a unos pocos días.
La secuencia de acontecimientos proporciona una forma fiable de defensa contra el ataque microbiológico mientras se lleva a cabo la reparación. La alteración de cualquiera de los componentes puede conducir a una serie de estados patológicos que van desde la septicemia a la inflamación crónica, desde la hemorragia excesiva a la formación de cicatrices hipertróficas.
La inflamación aguda es el resultado de la interacción de componentes tanto humorales (basados en el plasma) como celulares. Debe contrastarse con la inflamación crónica.
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