El tratamiento de una fístula biliar debe considerarse en 5 etapas secuenciales:
- establecer la anatomía de la fístula - para los tipos externos, el origen y el tracto pueden delinearse inyectando material de contraste a través del orificio externo. Para las variedades internas, la extensión anatómica puede delinearse mediante una serie gastrointestinal superior, un enema opaco, una colangiografía o una cistografía. La CPRE permite visualizar el árbol biliar distal; la TCP muestra tanto el sistema biliar intrahepático como el sistema ductal extrahepático.
- Establecer la causa de la fístula: gastroduodenoscopia, ecografía y evaluación citológica de las muestras aspiradas.
- Controlar la infección - utilizar antibióticos eficaces contra los bacilos gramnegativos y contra los anaerobios, por ejemplo, ampicilina. Cultivar las muestras de una fístula externa para dirigir el antibiótico con mayor eficacia.
- Corregir el desequilibrio electrolítico y la deficiencia nutricional.
- quirúrgico - establecer el drenaje y aliviar la obstrucción, cuando exista, mediante papilotomía endoscópica. La mayoría de las fístulas pueden "secarse", pero la ictericia continua, la sepsis o las alteraciones electrolíticas pueden obligar a la cirugía.
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