La prueba de Buerger permite evaluar la adecuación de la irrigación arterial de la pierna. Se realiza en dos etapas.
Con el paciente en decúbito supino, eleve ambas piernas hasta un ángulo de 45 grados y manténgalas así durante uno o dos minutos. Observe el color de los pies. La palidez indica isquemia. Se produce cuando la presión arterial periférica es insuficiente para superar los efectos de la gravedad. Cuanto menor sea la irrigación arterial, menor deberá ser el ángulo de elevación de las piernas para que palidezcan.
A continuación, siente al paciente y pídale que cuelgue las piernas sobre el lateral de la cama en un ángulo de 90 grados. La gravedad favorece el flujo sanguíneo y el color vuelve a la pierna isquémica. Al principio, la piel se vuelve azul, ya que la sangre se desoxigena a su paso por el tejido isquémico, y luego roja, debido a la hiperemia reactiva por vasodilatación posthipoxia.
Ambas piernas se examinan simultáneamente, ya que los cambios son más evidentes cuando una de ellas tiene una circulación normal.
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