Las cicatrices cutáneas hipertróficas son una forma anormal de cicatrización fibroproliferativa. Se elevan por encima del nivel de la piel circundante, pero no progresan más allá de los márgenes de la lesión original. Suele haber una lesión inicial en la piel. Sintomáticamente, la cicatriz puede ser pruriginosa y, en ocasiones, dolorosa. En la exploración, una cicatriz hipertrófica es eritematosa, firme y papulosa a nodular en sus fases iniciales (normalmente los tres primeros meses), antes de retroceder durante muchos meses a una cicatriz pálida y plana.
Entre los factores etiológicos propuestos figuran las reacciones a cuerpos extraños en tejidos dañados, la inflamación crónica, las quemaduras y el aumento de la tensión cutánea. Las cicatrices hipertróficas son muy frecuentes tras lesiones térmicas que progresan hasta el nivel de la dermis profunda o más allá.
Puede resultar difícil distinguir las cicatrices hipertróficas de las queloides. Ambas pueden ser eritematosas y elevadas. Ambas pueden reaparecer tras la extirpación quirúrgica. Sin embargo, las cicatrices hipertróficas son más frecuentes y acaban remitiendo, mientras que las queloides tienden a agrandarse progresivamente. No tienen predisposición para un grupo de edad o sexo en particular. No parece haber predisposición genética. Se dice que la historia natural de la regresión es más característica de la cicatriz hipertrófica que de la cicatriz queloide.
Las cicatrices hipertróficas son el resultado de un aumento de la producción de colágeno y una disminución de su degradación. Se cree que presentan un ligero aumento de la síntesis de colágeno de tipo I y de la sustancia fundamental, que suele alcanzar su máximo a los seis meses de la agresión original. Una vez más, la diferenciación histológica de las cicatrices queloides puede ser difícil, pero los posibles indicadores de las cicatrices hipertróficas incluyen un margen que empuja, en lugar de infiltrante, una reacción a cuerpo extraño y haces de colágeno refráctiles menos evidentes.
Las opciones de tratamiento incluyen enfoques conservadores como la terapia de compresión, el entablillado, la aplicación de apósitos de silicona y los antihistamínicos. Las opciones quirúrgicas incluyen la escisión quirúrgica o la liberación con injerto de piel o aplicación de colgajo local. Debe tenerse cuidado de distinguir la cicatriz hipertrófica de una cicatriz queloide, ya que esta última puede tener una tasa de recurrencia de hasta el 80% tras la cirugía; una cicatriz hipertrófica potenciada por la tensión puede mejorar drásticamente con la realineación quirúrgica a lo largo de líneas de tensión cutánea relajadas.
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