La unión dermoepidérmica se caracteriza, al microscopio óptico, por una interfase irregular. Desde la dermis se proyectan hacia arriba papilas dérmicas de tejido conjuntivo fino y crestas dérmicas de tejido conjuntivo más grueso. La disposición regular de estas últimas determina la "huella dactilar" de un individuo. En zonas de tensión mecánica o fuerzas de cizallamiento, las crestas epidérmicas equivalentes se proyectan hacia abajo.
El microscopio electrónico revela que los queratinocitos del estrato basal se asientan sobre una membrana basal muy estructurada. La membrana está formada por una lámina lúcida superficial y una lámina densa de colágeno de tipo IV. Diversas fibras de tejido conjuntivo atraviesan la divisoria hasta la dermis papilar. Los anticuerpos contra un elemento de la lámina lucida que une los queratinocitos basales y el colágeno de la lámina densa precipitan el penfigoide ampolloso.
La unión dermoepidérmica es la zona más claramente implicada en la producción de prurito.
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