Las quemaduras dérmicas superficiales se caracterizan por la formación de ampollas con una superficie pálida por debajo. La dermis restante palidece y es dolorosa. De nuevo, la analgesia debe ser la primera consideración antes de los cambios de apósito.
La cicatrización debe ser espontánea pero prolongada y, como tal, el principio del tratamiento debe ser evitar la desecación y la infección. Ambas pueden aumentar la cicatrización. Un corolario es que los apósitos pueden ocultar la aparición de estas complicaciones y, como tal, se requieren cambios regulares de apósitos para revisar la quemadura. Además, una revisión periódica temprana ayudará a descubrir las quemaduras que se han hecho más profundas. Éstas pueden requerir cirugía.
Las quemaduras dérmicas superficiales pueden tratarse con:
Los apósitos tradicionales, como el tul gras, son desventajosos porque permiten la desecación de la quemadura.
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