La fotocoagulación endoscópica con láser es un medio muy eficaz para tratar la disfagia esofágica debida a una neoplasia. El láser Nd:YAG (neodimio-itrio-granate de aluminio) es el más utilizado en la gama de potencia de 60-100 W; se transmite por un canal endoscópico flexible. También se hace pasar dióxido de carbono por el tubo para desalojar el material combustible de la zona objetivo.
El láser puede abordar el tumor desde los bordes proximal o distal, más allá de la estenosis. El calor generado es suficiente para "cortar" el espesor del tumor.
Las complicaciones de la fotocoagulación con Nd:Yag son la perforación, la hemorragia y la sepsis. Sin embargo, la perforación tiene una incidencia menor que en el caso de la colocación de endoprótesis o la dilatación de estenosis.
Aunque en una fase temprana, los láseres Nd:Yag se han utilizado para curar con éxito el cáncer gástrico precoz en pacientes seleccionados.
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