La inflamación del apéndice es probablemente el resultado de la obstrucción del lumen por un fecolito, pero otras causas de obstrucción pueden ser la hiperplasia linfoide mural, las bandas congénitas, las adherencias y el retorcimiento de todo el apéndice debido a una inflamación previa.
No se ha encontrado ningún organismo en particular que inicie la inflamación. Histológicamente, se encuentra una mezcla normal de flora intestinal invadiendo la pared apendicular.
Inicialmente, se produce una inflamación de la mucosa que se extiende gradualmente por la submucosa hasta afectar a las capas muscular y serosa (peritoneal). La acumulación de moco provoca la isquemia de las capas murales más profundas por un efecto de presión, permitiendo así el avance bacteriano hasta la perforación. El exudado fibrinopurulento se extiende desde la serosa a la superficie peritoneal adyacente -el intestino o la pared abdominal- provocando una peritonitis localizada. El apéndice se distiende con pus y sus arterias terminales se obstruyen. El apéndice distal se infarta y gangrena. Si no se trata, el apéndice necrótico se perfora y descarga su contenido purulento y feculento en la cavidad peritoneal.
Si el contenido descargado queda tapiado, por ejemplo por el epiplón, se formará un absceso localizado. En caso contrario, se desarrollará una peritonitis generalizada.
Añada a esta página información que sería útil tener a mano durante una consulta, como una dirección web o un número de teléfono. Esta información se mostrará siempre que visite esta página