Los laxantes son agentes que favorecen la evacuación intestinal.
Se puede abusar de ellos. En exceso, pueden causar diarrea, deshidratación, hipopotasemia, intestino atónico y pérdida de peso.
El uso de laxantes puede ser apropiado en determinadas situaciones (1)
si no hay respuesta a los consejos dietéticos y de estilo de vida adecuados (por ejemplo, después de un mes)
si hay impactación fecal
si el estreñimiento o la defecación dolorosa están asociados a una enfermedad, después de una intervención quirúrgica o durante el embarazo
si el paciente es anciano y lleva una dieta inadecuada
estreñimiento inducido por fármacos
si el paciente tiene un problema médico preexistente en el que el esfuerzo intestinal es indeseable (por ejemplo, cardiopatía coronaria)
uso de laxantes como preparación para una operación/investigación
En general
debe utilizarse la dosis más baja eficaz de un laxante, que debe reducirse una vez que desaparezcan los síntomas
El uso prolongado de laxantes puede ser necesario en determinadas situaciones:
cuando el estreñimiento y la impactación fecal podrían reaparecer si se interrumpe el tratamiento, por ejemplo, durante el uso de opioides en cuidados paliativos, en afecciones neurológicas progresivas (por ejemplo, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple), cuando hay inmovilidad debido a la edad avanzada o a una enfermedad, y en algunos niños para prevenir recaídas.
A continuación se resumen las directrices sugeridas para el uso de laxantes en adultos (2):
Considerar los síntomas de Bandera Roja al tratar el estreñimiento en adultos:
Referencia:
Boletín MeReC (2004), 14(6):21-4.
Directrices sobre laxantes para adultos. Rotherham Clinical Commisioning Group (consultado el 9/11/19)
Añada a esta página información que sería útil tener a mano durante una consulta, como una dirección web o un número de teléfono. Esta información se mostrará siempre que visite esta página