La mortalidad por pancreatitis aguda oscila entre el 1% en los ataques leves y el 50% en los graves, hasta casi el 100% en los pacientes con múltiples complicaciones y signos de mal pronóstico (1).
La pancreatitis aguda leve suele tratarse con cuidados de apoyo que incluyen control del dolor, líquidos intravenosos y corrección de las anomalías electrolíticas y metabólicas. Un metaanálisis de ocho ensayos reveló que la nutrición enteral reducía significativamente la mortalidad, el fallo multiorgánico, las infecciones sistémicas y la necesidad de cirugía en comparación con la nutrición parenteral (2).
Para prevenir la recurrencia, debe identificarse y erradicarse la causa. La colecistectomía debe realizarse durante el mismo ingreso si se sospechan cálculos biliares, ya que es más seguro que retrasarla 3 meses. Debe realizarse un cribado del alcohol mediante una cuidadosa anamnesis del paciente y sus familiares o amigos cercanos. Ni la gamma glutamil transpeptidasa plasmática ni el alcohol en sangre son indicadores fiables de abuso. Lamentablemente, es posible que no se haga caso al consejo de abstenerse.
La mayoría de los investigadores no creen que la pancreatitis crónica sea el resultado de una pancreatitis aguda, a menos que existan complicaciones como pseudoquistes o estenosis ductales.
Referencia:
Añada a esta página información que sería útil tener a mano durante una consulta, como una dirección web o un número de teléfono. Esta información se mostrará siempre que visite esta página