Los pacientes con insuficiencia hepática aguda son especialmente susceptibles a las infecciones bacterianas y fúngicas. En un estudio prospectivo de 50 pacientes, Rolando et al. descubrieron que el 90% desarrollaba una infección bacteriana y el 32%, fúngica. Ésta solía aparecer a los 3 días del ingreso, y los signos clínicos habituales de infección solían estar ausentes.
Los estudios indican que los tratamientos antimicrobianos profilácticos son útiles para prevenir la infección en este contexto. Los regímenes orales, destinados a erradicar las enterobacterias de la flora intestinal, y que incluyen un agente antimicótico como la nistatina, pueden ser los más eficaces.
Es menos probable que el trasplante de hígado sea factible si la terapia antimicrobiana se retrasa hasta la aparición de pruebas clínicas de infección.
La elección de los agentes debe guiarse por la incidencia, el tipo y la etiología de las infecciones en un centro determinado.
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