El factor de crecimiento transformante beta es en realidad un grupo de proteínas diméricas que todas las células son capaces de producir in vitro. Asimismo, la mayoría de las células tienen receptores para el TGF beta, lo que permite una regulación autocrina.
Su actividad in vitro parece ser compleja:
En general, el TGF beta tiende a suprimir la función inmunitaria y, como tal, su secreción puede ser uno de los medios por los que los tumores eluden la inmunovigilancia. Se cree que las isoformas TGF beta-1 y 2 son profibrogénicas, mientras que la TGF beta-3 es antifibrogénica; se están investigando como posibles dianas terapéuticas para los tratamientos de la cicatrización.
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