Un aborto completo es aquel en el que todos los productos de la concepción se han perdido del útero (1). Lo más probable es que se produzca antes de la octava semana de gestación, por lo que puede no ser necesaria una ERPC.
Tras un aborto completo, la hemorragia cesa gradualmente dejando sólo una secreción rojiza, el cuello uterino se cierra y el útero se vuelve más pequeño, firme y no sensible.
La ecografía transvaginal es un método fiable para confirmar el diagnóstico y tiene un valor predictivo positivo del 98% (2). El aspecto ecográfico de un aborto completo incluye - un grosor del endometrio inferior a 15 mm y la ausencia de productos de la concepción retenidos (3).
El tratamiento profiláctico incluye el uso de ergometrina y anticuerpos anti-D rhesus.
Referencias:
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