El colapso pulmonar se produce en las primeras 48 horas del postoperatorio. El paciente está disneico, con pulso rápido y pirexia. Puede haber cianosis. La tos es dolorosa y, a menos que se estimule, el paciente puede no expectorar. Al principio, el esputo es espumoso y claro, pero más tarde puede volverse purulento.
La exploración revela que el paciente está angustiado con una tos afrutada dolorosa característica, resultante del sonido de las secreciones bronquiales traqueteando dentro del tórax.
Los movimientos torácicos están disminuidos, sobre todo en el lado afectado; hay matidez basal y la entrada de aire está reducida con crepitaciones.
La radiología torácica puede revelar opacidad del segmento afectado y puede mostrar desplazamiento mediastínico hacia el lado afectado.
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