La vagina, la uretra y el trígono vesical dependen de los estrógenos y se atrofian gradualmente tras la menopausia.
La ausencia de estrógenos provoca
- Adelgazamiento de la piel vaginal, que puede causar dispareunia superficial grave y sangrado. Muchas parejas pueden evitar las relaciones sexuales como consecuencia de las molestias.
- falta de glucógeno - lo que provoca un aumento del pH vaginal - normalmente de pH 4,0 a pH 7,0 - y un mayor riesgo de infección.
- Reducción de la elasticidad de la vejiga, que produce micción frecuente y urgente, nicturia y disuria.
Estos cambios no suelen manifestarse hasta varios años después de la menopausia. El tratamiento consiste en cremas tópicas de estrógenos o un ciclo corto de estrógenos orales.
El sangrado vaginal después de la menopausia es un signo ominoso y justifica una investigación cuidadosa. Hasta un 10% de los casos se deben a un tumor maligno.
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