En el quinto mes de vida intrauterina, los folículos primordiales de la hembra alcanzan su número máximo (entre 6 y 7 millones por ovario). A partir de este momento del desarrollo, los folículos crecen y se vuelven atrésicos, un proceso que es independiente de la estimulación por gonadotropinas y que se produce durante todas las circunstancias fisiológicas, incluida la ovulación, el embarazo y los periodos de anovulación. Tras el inicio del crecimiento folicular, el folículo progresa hasta la fase preantral de desarrollo (ovocito agrandado rodeado de zona pelúcida).
El desarrollo posterior del folículo depende del inicio de la pubertad. La pubertad provoca cambios en la sensibilidad del eje hipotálamo-hipófisis-gónada que dan lugar a una liberación pulsátil de la hormona liberadora de gonadotrofina. A su vez, la hipófisis anterior libera la hormona luteninizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH). Después de la pubertad, se produce una liberación pulsátil de FSH y LH cada 70-220 minutos, dependiendo de la fase concreta del ciclo menstrual. El control de la liberación de FSH y LH está modulado por la retroalimentación de los esteroides (en el hipotálamo y la hipófisis).
Los cambios hormonales que se producen durante el ciclo menstrual pueden dividirse en:
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