El paciente con corticoides es propenso a una respuesta reducida al estrés en respuesta a la cirugía y la anestesia. Si se contempla una cirugía menor, no hay problema; la dosis de corticoides existente se complementa con una pequeña cantidad, por ejemplo, 100 mg de hidrocortisona IM. La profilaxis de la cirugía mayor implica, como mínimo, duplicar esta dosis y aumentar las dosis postoperatorias en función de las necesidades.
Hay que tener cuidado con una crisis addisoniana el día después de la operación. Los primeros síntomas y signos como debilidad muscular, poliuria, hipovolemia e hipotensión postural pueden ser imposibles de distinguir de un cuadro postoperatorio normal.
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