El papel del médico es el de un oyente comprensivo y fiable.
Existe el peligro de que el paciente se vuelva dependiente del médico. El médico debe decidir, antes de iniciar la terapia, la duración y la frecuencia de la misma, negociando con el paciente. La participación activa del paciente en la toma de decisiones sobre la duración del tratamiento significa que el paciente es consciente de la duración del tratamiento y significa que no se escandaliza cuando el tratamiento llega a su fin.
En esta forma de terapia es útil que el terapeuta tenga una comprensión psicoanalítica del paciente para mantener la relación terapéutica, por ejemplo cuando el paciente despierta sentimientos de frustración u hostilidad con el terapeuta. Es poco probable que el terapeuta se sienta agotado por el paciente o provocado a la ira si tiene una comprensión psicológica de las razones del comportamiento del paciente. A diferencia de la psicoterapia analítica, esta comprensión del estado psicológico del paciente no se comunica.
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