La piedra angular de la terapia de grupo es el aprendizaje interpersonal: los miembros aprenden unos de otros. Un paradigma de este aprendizaje es el siguiente:-
- así es el comportamiento del paciente - su comportamiento evoca estas reacciones en los demás miembros. - los miembros manifiestan sus reacciones y evalúan el comportamiento. - el paciente asimila lo anterior. - A continuación, sopesa la alternativa de mantener el comportamiento o intentar cambiarlo. - Si se compromete a cambiar, utiliza el grupo para asumir riesgos y experimentar nuevos comportamientos sustitutivos.
Todo lo anterior se consigue centrándose en el "aquí y ahora". Aunque es importante tener en cuenta material de la vida de los miembros, los acontecimientos, el estado de ánimo y el tono del grupo en el momento en que se reúne son los elementos más importantes que hay que examinar. La premisa es que el comportamiento de un paciente es lo que se puede observar y ante lo que se puede reaccionar, sabiendo que el mismo comportamiento se produce en su vida general. Su comportamiento intragrupal es lo que se puede observar y ante lo que se puede reaccionar, sabiendo que el mismo comportamiento se da en su vida general. Esto convierte a la terapia de grupo en una actividad orientada al presente y al futuro, con un énfasis mínimo en los factores que originaron los problemas del paciente.
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