El ATRA es un derivado de la vitamina A -retinol- que en 1988 demostró su utilidad en el tratamiento de la leucemia promielocítica aguda (LPA).
El descubrimiento de la terapia con ATRA por un grupo que trabajaba en Shanghai se debió principalmente a su incapacidad para costearse agentes citotóxicos occidentales. Como resultado, el ATRA se utiliza ahora en todo el mundo como terapia de inducción debido a las excelentes tasas de remisión completa -del 95% en pacientes con translocación cromosómica- y a la reducción de la mortalidad por hemorragia.
El papel del ATRA está estrechamente ligado al defecto t[15,17] que afecta al receptor alfa del ácido retinoico (RAR). Se desconoce el mecanismo exacto de funcionamiento, aunque se cree que los altos niveles intracelulares de ATRA alcanzados durante la terapia permiten que el híbrido PML/RAR anormal adopte una organización nuclear más normal, y así se restaura la función. Esto significa que el promielocito es capaz de diferenciarse, lo que reduce la liberación de agentes hemorrágicos. Más adelante en la vía de diferenciación, estas células tratadas mueren por apoptosis.
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