Los concentrados de factor VIII están disponibles en forma liofilizada. Se prefieren al crioprecipitado en el tratamiento de la hemofilia, ya que contienen menos fibrinógeno, son menos voluminosos y pueden almacenarse a cuatro grados centígrados.
Se preparan a partir de grandes reservas de plasma de donantes y, por tanto, se someten a tratamiento térmico para erradicar cualquier posible contaminante de VIH o virus de la hepatitis, aunque esto reduce ligeramente el contenido de Factor VIII funcional y, por tanto, aumenta el coste del tratamiento.
El concentrado de factor VIII se utiliza para tratar la hemofilia A y la enfermedad de von Willebrand. Los concentrados de factor VIII porcino y bovino se administran a los pacientes que desarrollan anticuerpos contra el factor VIII.
Actualmente se dispone de Factor VIII modificado genéticamente y libre de virus.
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