El fallo hepático agudo se produce cuando hay una pérdida masiva de hepatocitos. Se define como una disfunción hepática grave que se produce en los 6 meses siguientes a la aparición de los síntomas de la enfermedad hepática, con una manifestación clínica de encefalopatía hepática o coagulopatía.
A su vez, se subdivide en insuficiencia hepática fulminante (síntomas en ocho semanas) e insuficiencia hepática subaguda, subfulminante o de aparición tardía (en el resto del periodo de 6 meses).
Sin embargo, se ha sugerido una nueva terminología para reconocer el hallazgo clínico de que los pacientes con un inicio más rápido de la insuficiencia hepática tienen más probabilidades de recuperarse. Esta clasificación es la siguiente: hiperaguda - encefalopatía en los siete días siguientes al inicio de la ictericia, aguda - encefalopatía tras 8-28 días de ictericia y subaguda - cuando la encefalopatía se produce 5-12 semanas después del inicio de la ictericia.
La subclasificación de la insuficiencia hepática aguda no está estandarizada internacionalmente. La discriminación precoz de los pacientes es de mayor utilidad a la hora de considerar a los más apropiados para un trasplante.
Los pacientes pueden desarrollar encefalopatía hepática (HE) que causa síntomas significativos y deterioro de la calidad de vida.
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