Estas son las seis P:
- Dolor: aparición súbita, continua, de intensidad variable; a menudo en la unión de tejido perfundido e isquémico, normalmente en una periferia.
- Parestesia: aparición súbita, generalmente en una periferia; puede ser una alteración o una ausencia total de sensibilidad.
- Palidez: la periferia es blanca y puede volverse azul con el inicio de la necrosis. Hay un escaso retorno capilar periférico en el blanqueamiento por presión y la piel puede ampollarse. La prueba de Buerger es positiva.
- Frío perecedero
- Ausencia de pulso: los pulsos del pie están ausentes y pueden ser indetectables mediante ecografía Doppler. Los pulsos poplíteos y femorales pueden estar ausentes dependiendo del nivel de oclusión.
- Parálisis - indica isquemia extrema. Los movimientos de flexión y extensión del tobillo y de los dedos del pie acaban perdiéndose.
La afectación de ambas extremidades implica una oclusión en la bifurcación aórtica.
Clínicamente, suele ser difícil identificar la causa de la isquemia. Un émbolo es más probable si la otra extremidad tiene buenos pulsos periféricos y una presión sistólica del tobillo normal, o si hay antecedentes de factores de riesgo como un infarto de miocardio previo. La trombosis es más probable si hay antecedentes de claudicación.
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