El ensayo SPRINT tuvo que interrumpirse prematuramente tras reclutar a 1358 pacientes porque el uso de nifedipino aumentaba la mortalidad tras un infarto agudo de miocardio.
Los pacientes fueron aleatorizados en las 48 horas siguientes a un infarto de miocardio a:
La mortalidad a los 6 meses en el grupo placebo fue del 13,3% frente al 15,4% en el grupo nifedipino.
La conclusión es que debe evitarse el uso rutinario de antagonistas del calcio tras un infarto de miocardio.
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