Las características clínicas que sugieren la presencia de sabañones son que las lesiones suelen picar mucho al principio y a veces duelen al volver a calentarlas.
Los sabañones suelen aparecer durante los meses más fríos del año y desaparecen por completo con la llegada del calor.
Esta variación estacional puede no observarse en casos avanzados (1).
Pápulas, parches o placas únicas o múltiples, generalmente simétricas, eritematosas, parduscas, amarillentas o violáceas, que descansan sobre una base fría y edematosa (3).
Las lesiones aparecen en grupos (o solitarias) como pápulas, parches o placas rojas edematosas en zonas periféricas expuestas como los dedos de manos y pies (conocidas como pie de trinchera y kibes), nariz y lóbulos de las orejas.
Ocasionalmente pueden verse afectadas otras zonas como los muslos, las caderas o el abdomen (1,2).
A menudo hay sensibilidad asociada, prurito intenso y sensación de quemazón (2).
Las lesiones suelen ser simétricas y bilaterales; los pulgares se ven afectados con relativa poca frecuencia.
Las lesiones adquieren un color púrpura intenso o púrpura rojizo.
Las inflamaciones pueden aumentar de tamaño y, en ocasiones, formar ampollas; el picor puede ser sustituido por dolor y escozor.
Suele ser autolimitada.
Si se vuelve a exponer al frío, pueden aparecer nódulos azules sensibles que pueden persistir durante 10-14 días.
Complicaciones graves: laceración de la piel, ulceración, decoloración permanente y cicatrices (2).
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