Normalmente, los Testigos de Jehová no permiten ninguna forma de trasplante de tejidos, en particular la transfusión de sangre. Los adultos tienen este derecho a negarse y hacer una transfusión sin consentimiento es una agresión. Es aconsejable advertir al paciente de los riesgos que conlleva esta negativa delante de un testigo y obtener un reconocimiento escrito de que el paciente comprende estos riesgos.
Con los hijos de los Testigos de Jehová, la Circular nº 1975 (GEN)81 del Servicio Nacional de Salud aconseja:
"La decisión de proporcionar o no una transfusión de sangre o de operar para salvar la vida de un niño, a pesar de los deseos de los padres del niño, debe ser tomada por el consultor en cuestión sobre la base de su juicio clínico y después de una discusión completa con los padres.
Un médico correría poco riesgo ante un tribunal si, al actuar de acuerdo con su conciencia, obtuviera: a. la opinión escrita de un colega médico de que la vida del paciente corría peligro si se denegaba el tratamiento; y b. un reconocimiento de los padres, preferiblemente por escrito o ante un testigo, de que se les había explicado el peligro y de que seguían sin dar su consentimiento".
La objeción de los Testigos de Jehová a los productos sanguíneos se basa en la interpretación de muchas referencias de la Biblia, como Hechos 15:29: "Os abstendréis de alimentos sacrificados a los ídolos, de sangre, de carne de animales estrangulados y de inmoralidad sexual. Haréis bien en evitar estas cosas".
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