El interferón alfa recombinante era la terapia estándar para la fase crónica de la LMC antes de la introducción del imatinib (1)
La administración se realiza mediante inyecciones subcutáneas diarias de 3-9 MU.
El principal efecto secundario son los síntomas gripales, que suelen desaparecer a las pocas semanas de iniciar el tratamiento.
Las directrices actuales de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) no recomiendan la monoterapia con interferón alfa (aunque actualmente se está probando una combinación de IFN con imatinib) (2).
Referencias:
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