Los pirógenos hacen que el hipotálamo eleve la temperatura corporal creando calor adicional y reduciendo la pérdida de calor.
Se desencadenan escalofríos y rigores para generar calor a partir de la actividad muscular. La vasoconstricción periférica reduce la pérdida de calor al desviar la sangre hacia el interior, lo que hace que el paciente se vea pálido.
Estos mecanismos continúan hasta que la sangre que llega al hipotálamo alcanza el nuevo valor. El hipotálamo mantiene la temperatura elevada en el nuevo ajuste hasta que se establece un nivel inferior, momento en el que la pérdida de calor se consigue mediante la sudoración, la vasodilatación y la evoparación de la pérdida insensible de líquido.
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