La causa es el consumo de alimentos que contienen una enterotoxina termoestable que se encuentra en el 40% de las cepas. La enterotoxina estimula los receptores intestinales que envían una señal al centro del vómito a través del nervio vago. Representa el 2-5% de todas las intoxicaciones alimentarias bacterianas.
Las fuentes son los manipuladores de alimentos, la carne cocinada, la leche no pasteurizada, los pasteles de nata y las macedonias.
Las características clínicas incluyen náuseas y vómitos, dolor abdominal y deshidratación, con o sin diarrea tras un periodo de incubación de 2 a 6 horas. La recuperación se produce al cabo de 6 a 24 horas.
El organismo puede cultivarse a partir de vómitos, heces o alimentos.
Debe mantenerse el equilibrio de líquidos y electrolitos, quizás con tratamiento sintomático de cualquier diarrea.
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