La inducción es el inicio del sueño mediante hipnosis química. Suele ser la segunda fase de un protocolo de anestesia general. La amnesia previa ayuda a no recordar la inducción.
Existen varias vías para la inducción anestésica, pero la intravenosa y la inhalatoria son, con diferencia, las más habituales. Las indicaciones para la inducción inhalatoria incluyen:
Con la inducción intravenosa, puede administrarse primero una pequeña dosis de prueba del agente para determinar si se ha producido una canulación arterial inadvertida. La inducción inhalatoria comienza con una mezcla de óxido nitroso y oxígeno a través de una mascarilla. La concentración del agente anestésico se aumenta lentamente para producir un tránsito suave hacia el sueño, monitorizado continuamente con constantes vitales y respuestas reflejas.
En todas las formas de inducción debe estimularse al paciente lo menos posible.
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