La escarotomía se realiza mejor en condiciones controladas. Normalmente, esto significa en el quirófano.
El procedimiento debe explicarse a un paciente consciente y debe administrarse anestesia local. Esto último es necesario, ya que en ocasiones el tejido quemado no está totalmente anestesiado y las incisiones deben extenderse al tejido normal.
Debe garantizarse el acceso intravenoso y disponer de sangre cruzada, ya que las hemorragias suelen ser importantes. Las incisiones pueden realizarse con bisturí o, preferiblemente, con hemostasia por diatermia. Para complementar la diatermia, a menudo se necesitan pinzas y ligaduras arteriales.
Las líneas de incisión deben planificarse cuidadosamente. Si es necesario, se puede enviar por fax un dibujo de las líneas de incisión preferidas desde la unidad local de quemados. Éstas deben marcarse previamente en la parte del cuerpo con un rotulador.
El procedimiento debe realizarse en condiciones estériles. La escara debe cortarse en toda su longitud y profundidad. El éxito de la liberación suele anunciarse por una hemorragia evidente o por la aparición de grasa más profunda. La palpación de la longitud de la incisión suele revelar zonas de constricción residual.
En las extremidades, si no se restablece la perfusión a pesar de una liberación aparentemente adecuada, hay que sospechar una hipovolemia. Las quemaduras profundas en la fascia y el músculo pueden requerir una fasciotomía.
Los apósitos deben ser ligeros y, cuando proceda, permitir la visualización de la parte distal de una extremidad. No deben ser constrictivos.
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