La distinción entre efecto farmacológico y efecto terapéutico de un medicamento puede describirse con dos ejemplos:
La hipertensión se trata con antihipertensivos que reducen la presión arterial y, a largo plazo, el riesgo de infarto de miocardio, ictus, insuficiencia cardiaca e insuficiencia renal. Existen vínculos variables entre las enfermedades terminales y el colesterol, el sexo, el tabaquismo, etc. El efecto farmacológico es la disminución de la presión arterial, el efecto terapéutico es la reducción de los riesgos.
Las enfermedades infecciosas se tratan con antibióticos, que pueden ser bactericidas o bacteriostáticos, para detener el proceso infeccioso. Existen vínculos variables entre la enfermedad y las defensas del huésped, que pueden verse alteradas por la inmunocompetencia, por ejemplo, la competencia fagocítica. El efecto farmacológico es la prevención de la replicación de la bacteria, el efecto terapéutico es curar la infección.
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