Debe tratarse la causa específica. Debe evaluarse la función renal (puede requerirse diálisis si es deficiente).
Si no hay deshidratación y la función renal es buena, la decisión de tratar depende de la concentración plasmática de sodio. Si la concentración plasmática de sodio es superior a 125 mmol/l, el tratamiento no suele ser necesario. Sin embargo, si el sodio plasmático es inferior a 125 mmol/l, el paciente debe limitarse a 0,5-1 litro de agua/día. Debe considerarse la posibilidad de administrar un tratamiento a corto plazo con frusemida (por ejemplo, 40-80 mg/día por vía intravenosa u oral durante dos días). Ocasionalmente, el SIADH se trata produciendo diabetes insípida nefrogénica, por ejemplo con demeclociclina.
Si el paciente está deshidratado y la función renal es buena, puede administrarse solución salina normal. Si se trata de una emergencia, p. ej., el paciente se adapta o está comatoso, entonces debe considerarse la administración de IVI rápida de solución salina normal o solución salina hipertónica al 5% a 70 mmol Na+/h. Debe monitorizar los electrolitos y la posible insuficiencia cardiaca. Consultar al bioquímico o al nefrólogo sobre el tratamiento.
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