Si existen dudas sobre la seguridad de la deglución, el paciente no debe tomar nada por vía oral y debe recibir líquidos por vía intravenosa.
Debe haber una evaluación inmediata de los reflejos de deglución y nauseoso por parte de un logopeda, que debe repetirse todos los días que sea posible. El logopeda determinará si es seguro iniciar una dieta oral, en cuyo caso también aconsejará sobre el tipo de nutrición que debe introducirse: líquidos, sólidos, etc.
Si la disfagia persiste más de unos días, debe considerarse la alimentación enteral. Esta decisión se convierte, en algunas circunstancias, en un problema ético que debe abordarse cuidadosamente.
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