La analgesia opiácea controlada por el paciente permite adaptar la administración de opiáceos a las necesidades individuales. El paciente pulsa un botón para activar una máquina de bombeo a fin de que se le inyecte por vía intravenosa un volumen preciso de opiáceo. Esta operación puede repetirse tantas veces como sea necesario.
Las limitaciones para evitar la sobredosificación incluyen una dosis máxima en bolo. Se impide que el paciente active un nuevo bolo antes de que el último haya surtido efecto mediante un mecanismo de bloqueo temporal; este periodo suele ser de entre cinco y diez minutos con la morfina.
La analgesia controlada por el paciente goza de gran popularidad entre los pacientes y el personal de enfermería, pero aún se han notificado casos de depresión respiratoria e hipoxemia.
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