Los hidrocoeles que se presentan en la primera infancia se tratan como un proceso vaginal permeable y sólo se indica la operación si persisten después del primer año. El procedimiento es el mismo que para una hernia inguinal: abrir el saco, inspeccionar los testículos en busca de anomalías, ligar y dividir el proceso vaginal permeable.
En adultos, pueden tratarse los hidrocoeles primarios:
- de forma conservadora: tranquilizar al paciente y proporcionarle un soporte escrotal.
- por aspiración - utilizar una aguja y una jeringa estériles. Debe drenarse líquido claro, amarillo pálido; el líquido teñido de sangre sugiere traumatismo u otra patología subyacente. Tras la aspiración, el testículo debe ser palpable. A continuación, puede inyectarse un esclerosante como el fenol para impedir que el líquido vuelva a acumularse; de lo contrario, puede ser necesaria la aspiración periódica. No se debe puncionar un hidrocele si hay sospecha de tumor: en caso de tumor, la aspiración puede provocar la diseminación de células malignas.
- por intervención quirúrgica - si el diagnóstico es dudoso, el hidrocoele es grande o el líquido vuelve a acumularse repetidamente tras el drenaje. Una vez extraído el líquido, se examinan los testículos para detectar anomalías.
En los hidrocoeles secundarios, el tratamiento es de la afección subyacente.
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