Los síntomas aparecen con el ejercicio, con dolor en una o ambas pantorrillas similar al observado en la claudicación intermitente.
Al contrario que en la claudicación intermitente verdadera, la distancia a la que se notan los síntomas puede variar, y puede aliviarse sólo al sentarse o al tumbarse con las caderas y las rodillas recogidas en posición sentada - dejar de caminar es insuficiente; tras el alivio, el paciente puede caminar o estar de pie durante un periodo adicional.
Referencia: Walton (1985). Enfermedades cerebrales del sistema nervioso. Oxford Medical Publications.
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