El diagnóstico de un ictus embólico cardiogénico puede ser difícil de hacer con certeza, ya que alrededor del 25% de los pacientes con isquemia cerebral y una fuente cardiaca de embolia tienen otras causas identificables de ictus.
El "patrón oro" diagnóstico es demostrar la oclusión arterial embólica en ausencia de aterosclerosis mediante arteriografía. Esto debe hacerse muy pronto y rara vez es práctico.
Por lo tanto, para llegar a un diagnóstico hay que tener en cuenta el origen cardíaco, la edad del paciente y cualquier enfermedad vascular existente.
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