Se trata de un antihipertensivo de acción central de segunda generación que actúa como agonista del receptor I1 de la imidazolina en los núcleos simpáticos del tronco encefálico.
La moxonidina es igual de eficaz para reducir la presión arterial que las terapias estándar actuales (tiazidas, betabloqueantes y antagonistas del calcio). Es tan eficaz como los antihipertensivos de acción central de primera generación, pero tiene menos efectos secundarios.
La vigilancia post-comercialización informó de una baja incidencia de efectos adversos. Se han notificado dolor de cabeza, mareos, sequedad de boca y cansancio.
Debe consultarse el resumen de las características del producto antes de prescribir este medicamento.
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