Fase infantil: suele presentarse entre los 3 y los 6 meses. Suelen afectar a las mejillas, las muñecas y las manos, pero la erupción puede aparecer en cualquier parte; por lo general, no afecta a la zona del pañal. Los extensores suelen verse afectados cuando el bebé empieza a gatear. Las lesiones suelen ser rojas, escamosas y rasposas. La infección secundaria y la linfadenopatía son frecuentes. Muchas se resuelven en 18 meses; otras evolucionan hacia el patrón flexural de la fase infantil.
Fase infantil: la liquenificación se vuelve predominante. La piel excoriada engrosada, con marcas cutáneas prominentes, suele afectar a las flexuras del codo y la rodilla, las muñecas y los tobillos, la dorsal de los pies bajo las correas de los zapatos y el pliegue retroauricular. Ocasionalmente, se presentan manchas discoides de eczema en las extremidades. La persistencia del patrón extensor con una marcada liquenificación puede observarse en niños afrocaribeños, asiáticos y chinos.
Fase adolescente y adulta: se observa una liquenificación llamativa en las fosas poplítea y antecubital, y en la nuca. Puede extenderse a la parte superior del tórax, la espalda y los brazos. A menudo hay pliegues infraorbitarios prominentes, que crean una expresión de cansancio y envejecimiento prematuro. El roce continuo puede provocar un adelgazamiento de la mitad lateral de las cejas (signo de Hertoghe).
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