Cuando el paciente recibe el alta hospitalaria tras una afección aguda, grave y potencialmente mortal, como una infarto de miocardio o un cáncer, suele ser necesario un seguimiento por parte del médico de cabecera para tratar las implicaciones a largo plazo:
- ayudar al paciente a aceptar los acontecimientos y el pronóstico
- ayudar al paciente a comprender la enfermedad y los tratamientos y cambios que serán necesarios
- reinterpretar lo que se le ha dicho al paciente en términos relevantes para su propia vida
- prescribir y controlar el tratamiento
- detectar problemas que requieran una visita al hospital antes de lo previsto
- discutir la situación con otros miembros de la familia
- tratar los aspectos emocionales de la experiencia del paciente y, si es necesario, tratar la depresión reactiva
- coordinar las actividades de los miembros del equipo de atención primaria
- tranquilizar al paciente asegurándole que, pase lo que pase, recibirá apoyo en la medida de lo posible