Para determinar la gestión es útil tener en cuenta varios puntos.
Gravedad de la depresión: leve, moderada o grave, determinada principalmente en función del grado de bajo estado de ánimo, pero deben tenerse en cuenta otros factores. Por ejemplo, la presencia de retraso psicomotor excluiría la descripción de una depresión "leve". La presencia de delirios indica que la enfermedad depresiva es grave. ¿Existe riesgo de suicidio?
La presencia de síntomas vegetativos o biológicos: es probable que los fármacos antidepresivos sean eficaces si estos síntomas están presentes.
La presencia de delirios y/o alucinaciones: los tratamientos puramente psicológicos y los fármacos antidepresivos por sí solos pueden no ser suficientes. Pueden administrarse antipsicóticos además de antidepresivos. Sin embargo, la presencia de estos síntomas predice una buena respuesta a la TEC.
La evolución de la enfermedad: en particular, si ha habido períodos de estado de ánimo anormalmente elevado o episodios maníacos francos. Si éstos han estado presentes en algún momento, se dice que el paciente padece un trastorno afectivo bipolar. Esto tiene dos implicaciones para el tratamiento: en primer lugar, al tratar la depresión actual existe el peligro de precipitar la manía y, en segundo lugar, puede estar indicado el tratamiento profiláctico con litio una vez que el paciente ya no esté deprimido.
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