Se trata de una fractura a la altura o por debajo del trocánter menor. Es relativamente infrecuente. Si se ejerce suficiente fuerza, puede producirse a cualquier edad, pero en la práctica, la mayoría de las veces se produce como fractura patológica en una persona mayor tras una lesión relativamente leve.
La pierna suele estar acortada y en rotación externa. La pérdida de sangre puede ser importante, más que en el caso de una fractura del cuello femoral u otra fractura trocantérica, y el muslo está muy hinchado. El movimiento es doloroso.
Pueden producirse fracturas transversales, oblicuas o en espiral. Muchas son conminutas.
El tratamiento suele ser la reducción abierta y la fijación interna. Un clavo intramedular fijado con tornillos de bloqueo en la cabeza y el cuello femorales suele dar buenos resultados. Puede ser necesario cementar para mejorar la estabilidad si hay un defecto osteolítico grande.
La mala unión o la no unión pueden tratarse con injertos óseos.
A los pacientes cuyo estado de salud no permite la intervención quirúrgica se les puede aliviar el dolor mediante tracción con una férula de Thomas.
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