Se trata de un método muy antiguo, como su nombre indica, que se ha recuperado hace relativamente poco como el método más seguro de reducción del hombro.
Se coloca al paciente en decúbito supino y se agarran la mano y el antebrazo del paciente, mientras un ayudante ejerce una fuerza contraactiva en la axila con un cabestrillo. Se tira del brazo a lo largo de su eje en unos 30 grados de abducción. La tracción empuja la cabeza del húmero desde su posición dislocada hasta la aposición con el resto de la articulación, en la que se relaja lo más suavemente posible.
El tratamiento puede complicarse por la lesión del nervio axilar, que debe buscarse antes de la manipulación.
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